martes, 4 de octubre de 2011

Lo violaron… ¿nos olvidaremos también?


Hace un año atrás conversaba con una amiga que estudia psicología, y le comentaba que un estudiante mío tenía muy bajas calificaciones y que era muy inquieto y que conversando con su madre le pedí que discipline a su hijo porque molestaba mucho a sus compañeros, aconsejándole que utilice una correa puesto que parecía que no lograba nada con las recomendaciones de siempre; por lo que la madre al día siguiente trajo a su hijo en llanto y le hizo pedirme disculpas y prometerme que no molestaría más a sus compañeros y prestaría atención a la clase. Mi amiga me dijo que lo que había hecho estaba mal, que no tuve que haber aconsejado eso a la señora, que para la psicología no hay necesidad de castigar, es más que castigar físicamente es algo casi como un delito. Que de esa manera estábamos violando los derechos del niño y no sé qué más. Indignada me dijo que eso jamás haría con su hija y que pensaba que mi pensamiento era de un energúmeno o algo parecido.
No es un chiste, es una aberración.

Ahora bien, qué se puede hacer con estos niños que violaron a su compañero de clase en Virú - Trujillo, qué trato han recibido esos pequeños para que actúen tan salvajemente. Cómo decirles que lo que han hecho está lindando con la bestialidad y no sólo que se den cuenta como una expresión literaria sino que en verdad lo sientan y se arrepientan.

Acaso lo que lo que necesitan es un psicólogo que les enseñe que lo que hicieron está mal y les haga entender eso y luego salen y piensan: Qué horrible, si violo a una persona voy a ir al psicólogo, para la próxima tendré más cuidado.

Es que necesitan ser disciplinados, reformados y pagar las consecuencias de sus actos. Y qué hay de los padres, acaso los padres no necesitan también un escarmiento porque no disciplinaron oportunamente a sus hijos. Los padres tienen gran culpa, por no haber educado a esos delincuentes, por no haber disciplinado cuándo y cómo se debía. 

Ahora nadie va cambiar la situación del escolar violado, y me pongo en los zapatos de los padres, si yo tuviera un hijo a quien le ha acontecido tal cosa, me sentiría ultrajado y nunca me lo perdonaría. Y quizás el trauma sea tan grande que cometería una locura, espero que estos padres tengan a los psicólogos para que los ayuden. Los psicólogos y el apoyo para las víctimas, la justicia y todo el peso de ella para los delincuentes.

Los delincuentes deben ser llevados al reformatorio, deben ser educados en base a una instrucción pre-militar, deben ser llevados al ejército al cumplir la mayoría de edad y posteriormente combatir contra los narcotraficantes en el VRAE.

Los padres de los menores “delincuentes”, deben ser esterilizados, porque han demostrado no ser buenos padres y por tanto no deben tener la oportunidad de traer más hijos para dejar su formación a la suerte. Además deben pagar una reparación civil a la familia afectada que permita darle una educación esmerada a la víctima por lo menos hasta 5 años después de sus estudios universitarios.

El niño disciplinado, desde entonces cambió mucho, atendía la clase, respetaba a sus compañeritos y cuando éstos le molestaban él trataba de corregirlos y en caso que no podía controlar la situación buscaba ayuda de los profesores. Me tenía en gran estima – y no era por miedo –, le gustaba más la historia y también la literatura. Cuando en otra ocasión conversé con la madre, me dijo que su hijo tenía muy buenas calificaciones y que además era mejor hijo en casa.

Disciplinar no quiere decir que le des de correazos a la primera, disciplinar quiere decir que seas enérgico para corregir, que utilices estrategias y cuando sea necesario se tome la medida extrema – tienes que tener muy buena intuición para cuándo es necesario – utilices una correa para decirles que no pueden seguir así. Ojo nunca la mano, eso sí es una salvajada, un buen chicote en las nalgas y sólo mientras es niño quizás hasta los 12 años no más. Después ya olvídate, mejor negocia cómo serán las cosas.