domingo, 7 de octubre de 2012

Una visión costeña del indio

“El indio es una esfinge de dos caras: con la una mira al pasado y con la otra, al presente, sin descuidar del porvenir. La primera le sirve para vivir entre los suyos; la segunda, para tratar con los extraños. Ante los primeros se manifiesta como es; ante los segundos, como no querría ser. Bajo el primer aspecto es franco en el trato, solemne en el rito, intransigente en sus prerrogativas, orgullos en la función de sus cargos, déspota en el mando, celoso en sus fueros, recto e incorruptible en la justicia, transigente en el honor, despiadado en la venganza, breve y altisonante en la oratoria, terriblemente lógico en la controversia, amo y señor en el hogar (…).

Bajo el segundo, hipócrita, taimado, receloso, falso, interesado, venal, negligente, sórdido. Esta dualidad es la que norma su vida, la que exhibe bajo esta doble personalidad, que unas veces desorienta e induce al error ay otras hace renunciar a la observación por creerle impenetrable”.

Enrique López Albújar, Sobre la psicología del indio, 1927.

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